La amargura del indígena venezolano.

Los indígenas venezolanos deben ser tomados en cuenta-Google Images.

Los últimos años para los indígenas no han sido los mejores, han tenido que ser testigos y víctimas del deterioro de sus condiciones de vida. La pérdida de sus tierras ancestrales, ese drama que parece interminable, junto con el acoso por intereses perversos, hacen pensar que los “auténticos excluidos” son ellos y no otros. Son un pueblo expatriado dentro de un país indiferente a su situación, un país al que miran lejano y con desconfianza. Un país cuya sociedad les recuerda, en el sentido negativo, al del conquistador español quienes desplazaron a sus antepasados. Quizá los tiempos sean otros, pero las injusticias siguen siendo las mismas.

 Se ha vuelto “normal” verlos como limosneros en las ciudades e incluso pueblos del país, para asombro de muchos. Luchan día a día con un mundo desconocido e hipócrita, divido por las coyunturas políticas y el paso monótono de gente demasiado ocupada en sus propios problemas. Suelen ser mujeres con hijos pequeños, quienes terminan acampando en plazas, parques o en la calle. No muchos saben hablar español. Quedan así relegados a la incomunicación. El como llegan a las ciudades, es un enigma donde sobran culpables hipotéticos, sin que se aplique soluciones; es aquí donde surge la interrogante: ¿nuestros indígenas no son venezolanos?… pareciera que no.

 Aquellos que se resisten a ser despojados de sus tierras, enfrentan enemigos peores que la misma indiferencia: en primer lugar la minería ilegal que se ha vuelto mafiosa y asesina a sus líderes, la corrupción de la clase política, diversos intereses económicos relacionados a motivaciones oscuras y el infaltable partidismo de sus reclamos. Algunos de sus representantes políticos, ceden a las tentaciones de lo malo de la política o la agenda de las instituciones públicas, no los toman en cuenta, esto se agrava con un país polarizado, de posiciones irreconciliables.

 ¿El indígena venezolano que le queda?, no soy la persona más indicada para responder esa pregunta, sin embargo la repartición de culpas no soluciona nada y menos la ignorancia persistente de quienes son nuestros indígenas. El prejuicio también les perjudica, tanto como la exclusión latente. Es reconocible que con todo lo desventajoso de su situación, existen buenas voluntades quienes han aminorado su sufrimiento, luchan con ese silencio de la indiferencia para recordarnos que, a pesar de ser distintos, ellos son ciudadanos miembros de esta sociedad. Son venezolanos, como cualquier otro, cuyas costumbres y modo de vida particulares deben ser respetados.

 Si de algo ha de enorgullecerse el hombre moderno es de sus impresionantes medios para superar los límites y solventar problemas complejos, pero se reprocha su irreprimible barbarismo, donde las víctimas predilectas de este son los más débiles, aquellos que no se conocen o  casi ni se ven. El resto de los venezolanos deberíamos ser más concientes y trabajar con dedicación para que los pueblos indígenas no sigan pensando que conviven junto a salvajes, sedientos de poder y dominados por bajas pasiones. Debemos crear un ambiente social, en el cual, los indígenas no sean vistos como “extraterrestres hostiles” sino como compatriotas. ¿Estaremos dispuestos a cambiar nuestra actitud?, solo la voluntad de la gente determinara el rumbo de los acontecimientos, por el momento, la problemática sigue planteada.

 Saque usted sus conclusiones.      

Pedro Felipe Marcano Salazar

@C1udadan0x.

Nota: recomiendo leer el artículo Carta para todas las comunidades indígenas del país.

 

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